6 de agosto de 2009

Reflexiones sobre Hiroshima y Nagasaki en nuestro mundo Hace sesenta y cuatro años: ¡No más guerra nuclear!

El 6 de agosto de 1945 el bombadero norteamericano Enola Gay arrojó una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Tres días después, el 9 de agosto, otro bombadero arrojo otra bomba atómica sobre la ciudad de Nagasaky. En pocos segundos, ambas ciudades quedaron devastadas. Murieron miles de personas en el acto, logrando un genocidio instantáneo del cual Estados Unidos nunca se retractó.

Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ataques nucleares ordenados por Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos de América, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, y pusieron el punto final a la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, segui
da por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Hasta la fecha estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.

Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad había fallecido los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.

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